martes, 3 de septiembre de 2013

"No matar al prójimo con la maledicencia" - Homilía del Papa Francisco el 2/09/13 en Santa Marta


  1. Donde está Dios no existen odio, envidia ni celos, y no hay esos chismes que matan a los hermanos; así lo afirmó esta mañana el Papa Francisco en Santa Marta, donde recomenzó la celebración de la Santa Misa para pequeños grupos, después de la pausa estiva. 



    El encuentro de Jesús con los habitantes de Nazaret, narrado en el Evangelio de San Lucas que propone la liturgia de hoy, fue el centro de la homilía del Santo Padre. Los nazarenos admiran a Jesús –observó el Papa-, pero esperan de Él algo que los deje maravillados: “Querían un milagro, querían un espectáculo” para creer en Él. Por eso, Jesús les dice que no tienen fe y ellos “se enfadan mucho. Se levantan y empujan a Jesús hasta el borde del monte para despeñarlo, para matarlo”. 

    “Miren cómo cambió la cosa: comenzaron con admiración y terminaron con un crimen, queriendo matar a Jesús. Y eso por los celos, la envidia… Esto no es algo que sucedió hace dos mil años; esto sucede cada día en nuestro corazón, en nuestras comunidades. Cuando en una comunidad se dice: <<¡Ah, qué bueno es éste que vino entre nosotros!>>. Se habla bien de él el primer día; el segundo, no tanto; el tercero se comienza a chismorrear y terminan por despellejarlo”.

    Así, los nazarenos querían matar a Jesús. “Pero aquéllos que, en una comunidad, hablan mal de los hermanos, de los miembros de la comunidad, quieren matar (…) El apóstol Juan, en la primera carta, capítulo III, versículo 15, dice: << Todo el que aborrece a su hermano es homicida>>. Nosotros estamos acostumbrados a los chismes, a los cotilleos. Pero, ¡cuántas veces nuestras comunidades, incluso nuestra familia, son un infierno donde se gestiona esta criminalidad de matar al hermano y la hermana con la lengua!”.

    “Una comunidad, una familia –continuó el Papa- queda destruida por esta envidia que siembra el diablo en el corazón y hace que cada uno hable mal del otro y así se destruya”. “En estos días estamos hablando mucho sobre la paz”: vemos las víctimas de las armas, pero “es preciso pensar también en nuestras armas cotidianas: la lengua, los chismes, el cotilleo”. 

    En cambio, toda comunidad debe vivir con el Señor y ser “como el Cielo”: “Para que haya paz en un comunidad, en una familia, en un país, en el mundo, debemos comenzar así: estando con el Señor. Y donde está el Señor no existe envidia, no hay criminalidad, ni odio, no existen celos. Hay hermandad. Pidamos esto al Señor: No matar nunca al prójimo con nuestra lengua, y estar con el Señor como estaremos en el Cielo. Así sea”.

    Fuente: News.va Español