domingo, 28 de julio de 2013

"Empujen" a los jóvenes para que salgan, pide el Papa a Obispos y sacerdotes

RÍO DE JANEIRO, 27 Jul. 13 / 11:24 am (ACI).- El Papa Francisco alentó hoy a los obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas que asistieron a la Misa de esta mañana en la Catedral de Río de Janeiro a que ayuden a los jóvenes a redescubrir la alegría de la fe y promuevan con valentía la cultura del encuentro.
En una mañana que comenzó marcada por la lluvia y el frío pero que poco a poco fue dando paso al habitual sol de Río de Janeiro, en una catedral abarrotada con cientos de obispos de todo el mundo, sacerdotes, religiosos y religiosas, y seminaristas el Santo Padre celebró una Misa cuya homilía pronunció en español de manera afectuosa y pausada.
El Papa meditó con los presentes en tres puntos concretos: llamados por Dios, llamados a anunciar el Evangelio y llamados a promover la cultura del encuentro.
En el primer punto el Papa Francisco señaló que es importante recordar este hecho que " a menudo damos por descontado entre tantos compromisos cotidianos". "Tenemos que pedir el don de ser memoriosos, de no ser unos desmemoriados", exhortó.
El Papa dijo luego que para recordar este llamado de Dios es importante contemplar y adorar a Cristo en la Eucaristía, no aislarse. "sino un permanecer para ir al encuentro de los otros. Recuerdo algunas palabras de la beata Madre Teresa de Calcuta: 'Debemos estar muy orgullosos de nuestra vocación, que nos da la oportunidad de servir a Cristo en los pobres. Es en las 'favelas', en los 'cantegriles', en las 'villas miseria' es donde hay que ir a buscar y servir a Cristo. Debemos ir a ellos como el sacerdote se acerca al altar: con alegría'"
El Santo Padre explicó que los ministros de Dios tienen el deber de acompañar a los jóvenes, de ayudarles "a que arda en su corazón el deseo de ser discípulos misioneros de Jesús. Ciertamente, muchos podrían sentirse un poco asustados ante esta invitación, pensando que ser misioneros significa necesariamente abandonar el país, la familia y los amigos".
"Me acuerdo de mi sueño cuando era joven: ir de misionero al lejano Japón. Pero Dios me mostró que mi tierra de misión estaba mucho más cerca: mi patria. Ayudemos a los jóvenes a darse cuenta de que ser discípulos misioneros es una consecuencia de ser bautizados, es parte esencial del ser cristiano, y que el primer lugar donde se ha de evangelizar es la propia casa, el ambiente de estudio o de trabajo, la familia y los amigos".
Francisco resaltó luego: "no escatimemos esfuerzos en la formación de los jóvenes. San Pablo, dirigiéndose a sus cristianos, utiliza una bella expresión, que él hizo realidad en su vida: 'Hijos míos, por quienes estoy sufriendo nuevamente los dolores del parto hasta que Cristo sea formado en ustedes'. Que también nosotros la hagamos realidad en nuestro ministerio. Ayudemos a nuestros jóvenes a redescubrir el valor y la alegría de la fe, la alegría de ser amados personalmente por Dios".
El Pontífice precisó que esta tarea ciertamente es difícil, "pero cuando un joven ve esto con la ayuda del Espíritu Santo, se convierte en algo que lo acompaña toda la vida".
En palabras improvisadas que recibieron el aplauso de los presentes, el Papa indicó que "no podemos quedarnos enclaustrados en la parroquia, en nuestra comunidad, en nuestra comunidad diocesana cuando tantas personas están esperando el Evangelio. No es un simple abrir la puerta para acoger, sino salir por ella para buscar y encontrar. Empujemos a los jóvenes para que salgan".
"Pensemos con decisión en la pastoral desde la periferia, comenzando por los que están más alejados, los que no suelen frecuentar la parroquia. También ellos están invitados VIP a la mesa del Señor", continuó.
Hablando siempre en español, el Papa Francisco se refirió en el tercer punto a la promoción de la cultura del encuentro, un concepto que ha alentado ya en varias ocasiones durante esta Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Río de Janeiro.
El Papa dijo que esta cultura del encuentro debe hacer frente a una "cultura de la exclusión, una 'cultura del descarte'. No hay lugar para el anciano ni para el hijo no deseado; no hay tiempo para detenerse con aquel pobre en la calle. A veces parece que, para algunos, las relaciones humanas estén reguladas por dos 'dogmas': la eficiencia y el pragmatismo".
"Queridos obispos, sacerdotes, religiosos y también ustedes, seminaristas que se preparan para el ministerio, tengan el valor de ir contracorriente de esta cultura", exhortó.
En una nueva improvisación, el Santo Padre dijo que "esto me hace bien y lo medito con frecuencia. En el primer libro de los Macabeos, acuérdense, cuando quisieron estar a tono con la cultura, fueron perdiendo la fe. Esconden la solidaridad y la fraternidad en esta cultura. Ellas harán a esta cultura verdaderamente humana".
"No renunciemos a este don de Dios: la única familia de sus hijos. El encuentro y la acogida de todos, la solidaridad y la fraternidad, son los elementos que hacen nuestra civilización verdaderamente humana".
Francisco resaltó luego que "estamos llamados por Dios, con nombre y apellido, llamados a anunciar el Evangelio y a promover con valentía la cultura del encuentro. Que la Virgen María sea nuestro modelo. En su vida ha dado el 'ejemplo de aquel amor de madre que debe animar a todos los que colaboran en la misión apostólica de la Iglesia para engendrar a los hombres a una vida nueva'".
"Le pedimos que nos ayuda a encontrarnos día a día con Jesús. Que si el sagrario está muy lejos y ha quedado abandonado que ella nos lleve de la mano y nos muestre el camino. Que nos empuje a salir al encuentro de tantos hermanos y hermanas que están en la periferia, que tienen sed de Dios. Que no nos eche de casa, pero que nos empuje a salir de ella. Y que nos ayude a ser discípulos del Señor. Que ella sea la Estrella que guía con seguridad nuestros pasos al encuentro del Señor. Amén", concluyó.