martes, 12 de septiembre de 2017

Quinto día de novena al "Señor del Milagro"




5° Día: “Jesús nos llama al amor fraterno”

Celebrante: En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Asamblea: Amén.

Celebrante: Pidamos perdón al Señor de nuestros pecados.
-  Tú que te hiciste nuestro hermano:
Señor, ten piedad.

-  Tú que nos llamas a amarnos como hermanos:
Cristo, ten piedad.

-  Tú que nos llamas a vivir en el amor:
Señor, ten piedad.

Celebrante: Dios todo poderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.



De la primera de San Juan: 4,7-21

Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él. Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados. Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros. Nosotros amamos porque Dios nos amó primero. El que dice: «Amo a Dios», y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve? Este es el mandamiento que hemos recibido de él: el que ama a Dios debe amar también a su hermano. Palabra del Señor.

Celebrante: OREMOS: Señor Dios nuestro, enciende nuestros corazones con tu Espíritu de amor; para que podamos pensar siempre lo que es de tu agrado y amarte sinceramente en  nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.


Meditación: De la exhortación apostólica Evangelii Gaudium del Santo Padre Francisco

Hoy, que las redes y los instrumentos de la comunicación humana han alcanzado desarrollos inauditos, sentimos el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación. De este modo, las mayores posibilidades de comunicación se traducirán en más posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos. Si pudiéramos seguir ese camino, ¡sería algo tan bueno, tan sanador, tan liberador, tan esperanzador! Salir de sí mismo para unirse a otros hace bien. Encerrarse en sí mismo es probar el amargo veneno de la inmanencia, y la humanidad saldrá perdiendo con cada opción egoísta que hagamos. El ideal cristiano siempre invitará a superar la sospecha, la desconfianza permanente, el temor a ser invadidos, las actitudes defensivas que nos impone el mundo actual. Muchos tratan de escapar de los demás hacia la privacidad cómoda o hacia el reducido círculo de los más íntimos, y renuncian al realismo de la dimensión social del Evangelio. Porque, así como algunos quisieran un Cristo puramente espiritual, sin carne y sin cruz, también se pretenden relaciones interpersonales sólo mediadas por aparatos sofisticados, por pantallas y sistemas que se puedan encender y apagar a voluntad. Mientras tanto, el Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo. La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, de la pertenencia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación con la carne de los otros. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura.



Breve momento de silencio 

Celebrante: A nuestro Señor del Milagro le pidamos la gracia de ser una comunidad de hermanos que, expresando su mutuo amor, logren superar las posibles diferencias, y se unan en el camino fecundo del amor fraterno.  Lo pedimos por intercesión de su Madre, nuestra Señora del Milagro: Dios te Salve María…

Celebrante: Recemos la oración al Señor del Milagro: (para todos los días)


Señor, abre tus ojos y mírame con piedad

y misericordia; hazme ver las cosas de este
mundo con tal indiferencia a que solamente
contemple las tuyas para que te pertenezca
del todo y me salve; guía mi memoria,
entendimiento y mis pasos por el buen
camino a fin de poder llegar un día a tu
santa gloria. Escúchame, Señor nuestro
cristo crucificado.
Abre Señor tus labios y dime que me
perdonas, que me ayudarás a obrar
siempre el bien y saber perdonar las ofensas
que me hagan. Librame, Señor, del mal uso
de la palabra y de las murmuraciones.
Acercame Señor a tu Corazón Santísimo con aquel amor
divino con que abrazaste tu Santa Cruz para salvarnos
y haz que yo también abrace resignadamente mi cruz
dándome humildad, paciencia y fortaleza para todos
los trabajos de esta vida.

(se pide lo que se desea conseguir)

Y tú, Madre amada del Milagro, pide también a tu Santísimo
hijo que nada puede negarte, todo lo que acabo de suplicarte.
Acógeme bajo tu amparo y protección todos los días de mi
vida y especialmente en la hora de mi muerte. Amén.



SOLEMNES FIESTAS PATRONALES EN HONOR AL SEÑOR DEL MILAGRO


"Tú eres nuestro y nosotros, siendo tuyos, somos bienaventurados"

Novena: del 8 al 16 de Septiembre

Fiesta Solemne: 17 de Septiembre

Martes 12 de septiembre: El Santísimo nombre de María.

“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia"

19:00 hs. Rezo del Rosario y confesiones. 

19:30 hs. Adoración al Santísimo y rezo de la novena.

20:00 hs. Santa Misa: Rezamos por las intenciones de la comunidad: Movimiento Mariano y Divina Misericordia.

Durante la Misa habrá Bendición de los niños y mamás embarazadas.

Hoy no habrá Misa en la Capilla "San Martín de Porres".

Iglesia Señor del Milagro: calle Guido esq. Grassi, Bº. Evita, La Rioja - Argentina