5° Día: “Jesús nos llama al amor fraterno”
Celebrante: En el Nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
Asamblea: Amén.
Celebrante: Pidamos perdón al Señor de nuestros pecados.
-
Tú
que te hiciste nuestro hermano:
Señor,
ten piedad.
-
Tú
que nos llamas a amarnos como hermanos:
Cristo,
ten piedad.
-
Tú
que nos llamas a vivir en el amor:
Señor,
ten piedad.
Celebrante: Dios todo poderoso tenga misericordia de
nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
De la primera de San Juan: 4,7-21
Queridos
míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el
que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a
Dios, porque Dios es amor. Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo
único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él. Y este amor no
consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó
primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.
Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los
unos a los otros. Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los
otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su
plenitud en nosotros. Nosotros amamos porque Dios nos amó primero. El que
dice: «Amo a Dios», y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede
amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve? Este es
el mandamiento que hemos recibido de él: el que ama a Dios debe amar
también a su hermano. Palabra
del Señor.
|
Meditación: De la exhortación apostólica
Evangelii Gaudium del Santo Padre Francisco
Hoy, que las redes y los instrumentos de la comunicación
humana han alcanzado desarrollos inauditos, sentimos el desafío de
descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de
encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa
marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de
fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación. De este
modo, las mayores posibilidades de comunicación se traducirán en más
posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos. Si pudiéramos
seguir ese camino, ¡sería algo tan bueno, tan sanador, tan liberador, tan
esperanzador! Salir de sí mismo para unirse a otros hace bien. Encerrarse
en sí mismo es probar el amargo veneno de la inmanencia, y la humanidad
saldrá perdiendo con cada opción egoísta que hagamos. El ideal cristiano
siempre invitará a superar la sospecha, la desconfianza permanente, el
temor a ser invadidos, las actitudes defensivas que nos impone el mundo
actual. Muchos tratan de escapar de los demás hacia la privacidad cómoda o
hacia el reducido círculo de los más íntimos, y renuncian al realismo de la
dimensión social del Evangelio. Porque, así como algunos quisieran un
Cristo puramente espiritual, sin carne y sin cruz, también se pretenden
relaciones interpersonales sólo mediadas por aparatos sofisticados, por
pantallas y sistemas que se puedan encender y apagar a voluntad. Mientras
tanto, el Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con
el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y
sus reclamos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo.
La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de
sí, de la pertenencia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación
con la carne de los otros. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a
la revolución de la ternura.
|
Breve
momento de silencio
Celebrante: A nuestro Señor del
Milagro le pidamos la gracia de ser una comunidad de hermanos que, expresando
su mutuo amor, logren superar las posibles diferencias, y se unan en el camino
fecundo del amor fraterno. Lo pedimos
por intercesión de su Madre, nuestra Señora del Milagro: Dios te Salve María…
Celebrante: Recemos la oración al
Señor del Milagro: (para todos los días)
Señor, abre tus ojos y mírame con piedad
y misericordia; hazme ver las cosas de este
mundo con tal indiferencia a que solamente
contemple las tuyas para que te pertenezca
del todo y me salve; guía mi memoria,
entendimiento y mis pasos por el buen
camino a fin de poder llegar un día a tu
santa gloria. Escúchame, Señor nuestro
cristo crucificado.
Abre Señor tus labios y dime que me
perdonas, que me ayudarás a obrar
siempre el bien y saber perdonar las ofensas
que me hagan. Librame, Señor, del mal uso
de la palabra y de las murmuraciones.
Acercame Señor a tu Corazón Santísimo con aquel
amor
divino con que abrazaste tu Santa Cruz para
salvarnos
y haz que yo también abrace resignadamente mi
cruz
dándome humildad, paciencia y fortaleza para
todos
los trabajos de esta vida.
(se pide lo que se desea conseguir)
Y tú, Madre amada del Milagro, pide
también a tu Santísimo
hijo que nada puede negarte, todo lo que acabo
de suplicarte.
Acógeme bajo tu amparo y protección todos los
días de mi
vida y especialmente en la hora de mi muerte.
Amén.
SOLEMNES FIESTAS PATRONALES EN HONOR AL SEÑOR DEL MILAGRO
"Tú eres nuestro y nosotros, siendo tuyos, somos bienaventurados"
Novena: del 8 al 16 de Septiembre
Fiesta Solemne: 17 de Septiembre
Martes 12 de septiembre: El Santísimo nombre de María.
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia"
19:00 hs. Rezo del Rosario y confesiones.
19:30 hs. Adoración al Santísimo y rezo de la novena.
20:00 hs. Santa Misa: Rezamos por las intenciones de la comunidad: Movimiento Mariano y Divina Misericordia.
Durante la Misa habrá Bendición de los niños y mamás embarazadas.
Hoy no habrá Misa en la Capilla "San Martín de Porres".
Iglesia Señor del Milagro: calle Guido esq. Grassi, Bº. Evita, La Rioja - Argentina