miércoles, 12 de junio de 2013

El Papa en Santa Marta: ni “volver atrás” ni “progresismo adolescente”



No debemos tener miedo de la libertad que nos da el Espíritu Santo: es lo que destacó el papa Francisco en la misa de esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta. El Papa señaló que en este momento la Iglesia debe tener cuidado con dos tentaciones: la de volver atrás y la del “progresismo adolescente”. En la misa, concelebrada por el cardenal João Braz de Aviz, participaron un grupo de sacerdotes, religiosos y laicos de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada. Entre los participantes estaba también el cardenal Bernard Agré. 

“No piensen que yo he venido para abolir la ley”. El Papa realizó su homilía partiendo de estas palabras que Jesús dirigió a los discípulos observando que esta cita evangélica va justo detrás de las Bienaventuranzas, “expresiones de la nueva ley” más exigente que la de Moisés. Esta ley, añadió el Papa, “es fruto de la Alianza”, y no se puede entender sin esta. “Esta Alianza –dijo- esta ley es sagrada porque llevaba el pueblo hacia Dios”. Comparando la “madurez de esta ley” con el “brote que se abre y se convierte en flor”. Jesús, afirmó, “es la expresión de la madurez de la ley y añadió que Pablo nos habla de dos tiempos “sin cortar la continuidad” entre la ley de la historia y la ley del Espíritu. 

“La hora del cumplimiento de la ley, la hora en que la ley llega a su madurez: es la ley del Espíritu. Este ir hacia delante en este camino es un poco arriesgado pero es el único camino de la madurez para salir de los tiempos en los que no somos maduros. En este camino hacia la madurez de la ley, que viene justamente con la predicación de Jesús, hay siempre un temor, miedo a la libertad que nos da el Espíritu. ¡La ley del Espíritu nos hace libres! Esta libertad nos da miedo porque tememos confundir la libertad del Espíritu con otra libertad humana”. 

La ley del Espíritu, dijo de nuevo, “nos lleva hacia un camino de discernimiento continuo para hacer la voluntad de Dios y esto nos da miedo”. Un miedo, advirtió, que “tiene dos tentaciones”. La primera es la “de volver hacia atrás” de decir hasta aquí podemos llegar y por tanto nos quedamos aquí. Esta, dijo, es la tentación del miedo a la libertad, del miedo al Espíritu Santo”. Un miedo “que nos hace caminar a lo seguro”. 

El Papa contó que un superior General, en los años ’30, había recogido todas las prescripciones “anticarisma” para sus religiosos, “un trabajo de años”. Fue a Roma a reunirse con un abad benedictino que, al escuchar lo que había hecho, le dijo que “había asesinado el carisma de su Congregación”, “había matado la libertad” ya que este “carisma da fruto en la libertad y él lo había detenido”. 

Esta tentación de volver atrás, porque estamos más ‘seguros’ detrás: sin embargo, la seguridad plena está en el Espíritu Santo que nos lleva adelante, que nos da esta confianza –como dice Pablo- la confianza en el Espíritu, que es más exigente. Jesús nos dice: ‘En verdad les digo: hasta que no pasen cielo y tierra, no pasará una sola coma de la ley’. ¡Es más exigente! Pero no nos da esta seguridad humana. No podemos controlar el Espíritu Santo: ¡Este es el problema! Esto es una tentación. 

Después, dijo, hay otra tentación que es la del “progresismo adolescente”, que nos “hace salir del camino”. Ver una cultura y "no estar tan distanciados" de la misma: 

"Tomamos de un lado o de otro, los valores de esta cultura ¿Quieren hacer esta ley? Adelante con esta ley. ¿Quieren seguir adelante con lo otro? Ampliemos un poco el camino. Al final, como he dicho, no es un verdadero progresismo. Es un progresismo adolescente: como los adolescentes que quieren tener todo con entusiasmo ¿y al final? Se desliza. Es como cuando el camino está congelado por la escarcha y el coche resbala y se sale del camino. ¡Es otra tentación de ese momento! Nosotros, en este momento de la historia de la Iglesia, ¡no podemos volver atrás ni salirnos fuera de la carretera!" 

El camino, dijo, "es el de la libertad en el Espíritu Santo, que nos hace libres; del continuo discernimiento acerca de la voluntad de Dios para seguir adelante en este camino, sin tener que volver atrás y sin salirnos fuera del camino". Pidamos al Señor, concluyó, "la gracia que nos da el Espíritu Santo para seguir adelante.+