viernes, 29 de marzo de 2013

Viernes Santo: Día penitencial - Vía Crucis de la Misericordia


Vía Crucis, significa “Camino de la Cruz”, o “Camino del Calvario”

Es una práctica piadosa que la Iglesia nos invita a rezar sobre todo en Cuaresma; podemos meditar la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, todos los días viernes del año, o cualquier día del mes, mejor aún se lo hacemos a las tres de la tarde, la Hora de la Misericordia, rezando a continuación la Coronilla de la Divina Misericordia.

Dijo Jesús Misericordioso: Las gracias de mi Misericordia, se sacan con un solo vaso, y este vaso es el de la confianza; cuanto más confíe un alma en Mí más gracias recibirá.

¡Jesús en vos confío, para llevar las cruces de la vida diaria!

 

Cómo rezar el Vía Crucis

Comenzamos con haciendo la Señal de la Cruz

Pedimos Perdón por nuestras ofensas rezando el Pésame

Invocamos al Espíritu Santo para que nos ayude a meditar la Pasión y Muerte de Jesús.

Luego de nombrar cada estación del Vía Crucis decimos: Te alabamos Cristo y Te bendecimos, porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo!

Después de meditar cada estación rezamos un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria.

Al finalizar el Vía Crucis rezamos al Coronilla a la Divina Misericordia

Rezamos el Acto de Consagración a Jesús de la Divina Misericordia

Rezamos la oración para alcanzar las gracias por medio de Santa Faustina

 

Oración Preparatoria

Seños Jesús, deseo seguirte con fidelidad, deseo imitarte en mi vida cada vez más perfectamente, por eso te ruego que a través de la meditación de tu Pasión me concedas la gracia de comprender cada vez mejor los misterios de la vida espiritual.

María, Madre de la Misericordia, siempre fiel a Cristo, guíame por las huellas de la dolorosa Pasión de tu Hijo y alcánzame las gracias necesarias para que este vía crucis de sus frutos.

Los número entre paréntesis, corresponden al Diario de Sor Faustina

I Estación: Jesús ante el Sanedrín

Te adoramos Cristo…

“Los sumos sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban un falso testimonio contra Jesús para poder condenarlo a muerte; pero no lo encontraron, a pesar de haberse presentado numerosos testigos falsos” Mt. 26,59-60

Jesús: No te extrañes si a veces sospechan de ti injustamente. Yo por amor a ti, fui el primero en beber este cáliz amargo (289).

Sor Faustina: Jesús, somos sensibles a las palabras y queremos responder de inmediato, sin reparar si es la voluntad de Dios que hablemos. El alma silenciosa es fuerte; ninguna contrariedad le hará daño si persevera en el silencio. El alma silenciosa es capaz de la más profunda unión con Dios (477).

Jesús Misericordioso, ayúdame a que sepa aceptar cada juicio humano y no me dejes pronunciar nunca la sentencia de condena contra ti en mis prójimos.

Padre nuestro…

 

II Estación: Jesús carga con la cruz

Te adoramos Cristo…

“Pilato mandó entonces azotar a Jesús. Los soldados tejieron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza. Lo revistieron con un manto de color púrpura, y acercándose, le decían: ¡Salud, rey de los judíos! (…) Jesús salió, llevando la corona de espinas y el manto de color púrpura. Pilato les dijo: ¡Aquí tienen al hombre!”. Cuando los sumos sacerdotes y los guardias lo vieron, gritaron: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Jn. 19, 1-6

 

Jesús: No tengas miedo de los sufrimientos, yo estoy contigo (151). Cuanto más ames el sufrimiento, tanto más puro será tu amor hacia mí (279).

Sor Faustina: Oh Jesús, te doy gracias por las pequeñas cruces, por las contrariedades con las que tropiezan mis propósitos, por el peso de la vida comunitaria, por una mala interpretación de mis acciones, por el comportamiento áspero frente a mis intenciones, por las humillaciones y por el agotamiento de mis fuerzas. Por el anonadamiento de mi propio yo, por la falta de reconocimiento en todo, por los impedimentos hechos a todos mis planes (343).

Jesús Misericordioso, enséñame a apreciar las dificultades de la vida, la enfermedad, cada sufrimiento y, con amor, llevar esta cruz cotidiana.

Padre nuestro…

 

III Estación: Jesús cae bajo el peso de la cruz

Te adoramos Cristo…

 

“Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, y el seños hizo recaer sobre Él las iniquidades de todos nosotros (…) Él llevaba el peso del pecado de muchos e intercedía en favor de los culpables” Is. 53, 6,12

 

Jesús: Las culpas involuntarias de las almas retienen mi amor hacia ellas, no me impide unirme a ella; sin embargo, las culpas, aunque sean las más pequeñas, pero voluntarias, frenan mis gracias y a tales almas no las puedo colmar de mis dones (1641).

Sor Faustina: Oh Jesús mío, soy tan propensa al mal y eso me obliga a vigilarme continuamente, pero nada me desalienta, confío en la gracia de Dios, que abunda donde la miseria es la más grande (606).

 

Señor Misericordioso, guárdame de cualquier infidelidad, aunque sea la más pequeña, pero voluntaria y consciente.

Padre nuestro...

 
IV Estación: Jesús encuentra a su Madre

Te adoramos Cristo…

 

“Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón” Lc. 2, 34-35.

 

Jesús: Aunque todas las obras que surgen por mi voluntad están expuestas a grandes sufrimientos, sin embargo considera si alguna de ellas estuvo expuesta a mayores dificultades que la obra de la Redención. No debes preocuparte demasiado por las contrariedades (1643).

Sor Faustina: Vi a la Santísima Virgen (…), que se acercó a mí (…) y me abrazó y me dijo estas palabras: Sé valiente, no tengas miedo de los obstáculos engañosos, sino contempla atentamente la Pasión de mi Hijo y de este modo vencerás (449).

María, Madre de la Misericordia, permanece siempre conmigo, sobre todo en el sufrimiento, así como estabas en la vía dolorosa de tu Hijo.

Padre nuestro…

 

V Estación: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz  

Te adoramos Cristo…

 

“Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús” Lc. 23,26.

 

Jesús: Permito (…) contrariedades para multiplicar (…) méritos. Yo no recompenso por el resultado positivo sino por la paciencia y el trabajo emprendido por mí (86).

Sor Faustina: Oh Jesús mío, tú no das la recompensa por el resultado de la obra, sino por la voluntad y el esfuerzo emprendido; por lo tanto estoy completamente tranquila, aunque todas mis iniciativas y mis esfuerzos quedaran frustrados ni fueran realizados jamás. Si hago todo lo que está en mi poder, lo demás no es cosa mía (952).

Jesús, Señor mío, que cada pensamiento, cada palabra, cada actividad sean emprendidos sólo por Amor a Ti. ¡Purifica mis intenciones!

Padre nuestro…

 

VI Estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús

“El se acercó (…) sin forma ni hermosura que atrajera miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos. Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada” Is. 53, 2-3

Jesús: Has de saber que cualquier cosa buena que hagas a cualquier alma, la acojo como si la hubieras hecho a mí mismo (1768).

Sor Faustina: Aprendo a ser buena de Jesús, de Aquel que es la bondad misma, para que pueda se llamada hija del Padre Celestial (66). Un gran amor sabe transformar las cosas pequeñas en cosas grandes y solamente el amor da valor a nuestras acciones (302).

Señor Jesús, maestro mío, haz que mis ojos, mis manos, mi boca, mi corazón… sean misericordiosos. Transfórmame en misericordia.

Padre nuestro…

 

VII Estación: Jesús cae por segunda vez

Te adoramos Cristo…

“Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestra dolencias, y nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado” Is. 53,4.

 

Jesús: La causa de tus caídas está en que cuentas demasiado contigo misma y te apoyas muy poco en mí (1448). Debes saber que por ti misma no puede nada (639). No eres capaz de recibir ni siquiera mis gracias sin mi ayuda particular (738).

Sor Faustina: Jesús no me dejes sola (…). Tú sabes, señor, lo débil que soy. Soy un abismo de miseria, soy la nada misma. Por eso ¿qué habría de extraño si me dejaras sola y yo cayera? (1489).

Por eso Tú, oh Jesús, tienes que estar continuamente conmigo como la madre cerca de su niño débil, y aún más (264).

Que me apoye en tu gracia, Señor, para que no caiga continuamente en los mismos errores; y si caigo, ayúdame para que me levante y glorifique tu misericordia.

Padre nuestro…

 

VIII Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén

Te adoramos Cristo…

“Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: ¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos” Lc. 23, 27-28.

Jesús: ¡Oh, cuánto me agrada la fe viva! (1420) Deseo que haya en ustedes más fe en el momento actual (352).

Sor Faustina: Te ruego ardientemente, Señor, que te dignes reforzar mi fe para que en mi vida gris cotidiana no me guíe según las consideraciones humanas, sino según el espíritu. Oh, cómo todo atrae al hombre hacia la tierra, pero una fe viva mantiene el alma en una esfera más alta y al amor propia le asigna el legar que le corresponde, es decir, el último (201)

 

Señor Misericordioso, gracias por el santo Bautismo y la gracia de la fe. Vuelvo a llamar continuamente: ¡Señor, creo, aumenta mi fe!

Padre nuestro…

 

IX Estación: Jesús cae por tercera vez

Te adoramos Cristo…

“Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila (…) El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento” Is. 53, 7-10

 

Jesús: Has de saber que el mayor obstáculo para la santidad es el desaliento y la inquietud injustificada que te quitan la posibilidad de ejercitarte en las virtudes (…) Yo estaré siempre dispuesto a perdonarte. Cada vez que me lo pides, glorificas mi misericordia (1488).

Sor Faustina: Oh Jesús mío, a pesar de tus gracias, siento y veo toda mi miseria. Comienzo el día luchando y lo termino luchando; en cuanto aparto una dificultad, en su lugar surgen diez por superar, pero no me aflijo por ello, porque sé muy bien que este es el tiempo de la lucha y no de la paz (606).

 

Señor Misericordioso, te doy lo que es mi propiedad exclusiva, es decir, el pecado y la debilidad humana. Te ruego que mi miseria se ahogue en tu insondable misericordia.

Padre nuestro…

 

X Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras

Te adoramos Cristo…

“Después que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una sola pieza de arriba abajo, se dijeron entre sí: No la rompamos. Vamos a sortearla, para ver a quién le toca. Así se cumplió la Escritura” Jn. 19 23-24.

 

Sor Faustina: Jesús se presentó delante de mí inesperadamente, despojado de sus vestiduras, cubierto de llagas en todo el cuerpo, con los ojos llenos de sangre y lágrimas, la cara desfigurada, cubierta de salivazos. De repente el Señor me dijo:

Jesús: La esposa debe asemejarse a su Esposo.

Sor Faustina: Entendí esas palabras en profundidad. Aquí no hay lugar para ninguna duda. Mi semejanza a Jesús debe realizarse a través del sufrimiento y la humildad (268).

 

Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón  según tu corazón.

Padre nuestro…

 

XI Estación: Jesús es clavado en la cruz

Te adoramos Cristo…

“Los que pasaban, lo insultaban y, moviendo la cabeza, decían: Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz! De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo: ¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! (…) Ha confiado en Dios, que él lo libre si lo ama”(Mat. 27, 39-43)

 

Jesús: Discípula mía, ten un gran amor por aquellos que te hacen sufrir, haz el bien a quienes te odian (1628)

 

Sor Faustina: Oh Jesús mío, tú sabes qué esfuerzos son necesarios para tratar sinceramente y con sencillez a aquellos que nuestra naturaleza huye, los que nos hicieron sufrir consciente o inconscientemente; esto es imposible humanamente. En tales momentos más que en otras ocasiones, trato de descubrirte a ti, Jesús, en aquellas personas y por ti hago por ella (766).

 

Oh Amor purísimo, reina totalmente en mi Corazón y deja amar lo que supera la medida humana (328)

 

Padre nuestro…

 

XII Estación: Jesús muere en la cruz

 

“Te adoramos Cristo…

 

“Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. (…). Jesús, con un grito, exclamó: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y diciendo esto, expiró”(Lc. 23, 44-46)

“Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua”(Jn. 19, 33-34)

 

Jesús: Todo esto por la salvación de las alma. Reflexiona, hija mía, sobre lo que haces tú para su salvación (1184).

 

Sor Faustina: Entonces vi a Jesús clavado en la cruz. Después de estar Jesús colgado en ella un momento, vi toda una multitud de almas crucificadas como Jesús. Y vi la tercera muchedumbre de almas y la segunda de ellas. La segunda infinidad de almas no estaba clavada en la cruz, sino que las lamas sostenían fuertemente la cruz en la mano; mientras tanto la tercera multitud de almas no estaba clavada ni sostenía la cruz fuertemente, sino que estas almas arrastraban la cruz detrás de sí y estaban descontentas. Entonces Jesús me dijo:

Jesús:  Ves, esas almas que se parecen a mí en el sufrimiento y en el desprecio, también se parecerán a mí en la gloria; y aquellas que menos se asemejan a mí en el sufrimiento y en el desprecio, serán menos semejantes también en la gloria (446).

 

Jesús, Salvador mío, escóndeme en el fondo de tu Corazón para que alimentado con tu gracia pueda asemejarme a ti en el amor a la cruz y participar de tu gloria.

 

Padre nuestro…

 

XIII Estación: “Jesús es bajado de la cruz”

 

“Te adoramos Cristo…

 

“Cuando el centurión vio lo que había pasado, alabó a Dios, exclamando: Realmente este hombre era justo. Y la multitud que se había reunido para contemplar el espectáculo, al ver lo sucedido, regresaba golpeándose el pecho. Todos sus amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a distancia, contemplando lo sucedido” (Lc. 23, 47-49).

 

Jesús: El alma más querida para mí es la que cree fuertemente en mi bondad y la que me tiene confianza plena; le ofrezco mi confianza y le doy todo lo que pide (453).

 

Sor Faustina: Acudo a tu misericordia, Dios compasivo, ya que sólo Tú eres bondad. Aunque mi miseria es grande y mis ofensas muchas, confío en tu misericordia porque eres Dios de misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni en el cielo ni la tierra recuerdan que un alma confiada en tu misericordia haya quedado decepcionado (1730).

 

Jesús misericordioso, cada día multiplicas en mí la confianza, en tu misericordia para que siempre y en todas partes dé testimonio de tu bondad y tu amor infinito.

 

Padre nuestro…

 

XIV Estación: “Jesús es puesto en el sepulcro”

 

“Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos un dúa de Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús”(Jn. 19, 40-42).

 

Jesús: Aún no está en la patria; así pues vé fortalecida con mi gracia y lucha por mi reino en las almas humanas y lucha como una hija real recordando que pronto pasarán los días del destierro y con ellos la oportunidad de adquirir méritos para el cielo. Espero de ti (…) un gran número de almas que glorifiquen mi misericordia durante toda la eternidad (1489).

 

Sor Faustina: A cada alma que me has confiado, oh Jesús, procuraré ayudarla con la oración y el sacrificio, para que tu gracia pueda obrar en ella.

Oh gran Amante de las almas, Jesús mío, te agradezco por esta gran confianza, ya que te has dignado confiar estas almas a nuestro cuidado (245).

 

Haz, Señor misericordioso, que no perezca ni una sola alma de las que me has confiado.

 

Padre nuestro…

 

                                 Oración para después del Vía Crucis           

 

Jesús mío, mi única esperanza, te agradezco este gran libro que has abierto delante de los ojos de mi alma. Este gran libro es tu pasión afrontada por amor hacia mí. De este libro he aprendido cómo amar a Dios y a las almas. En él están encerrados inagotables tesoros (…).

Oh Jesús, ¡qué pocas son las almas que te entienden en tu martirio de amor! (…). Feliz el alma que ha entendido el amor del Corazón de Jesús (304).

 

Oración para alcanzar las gracias por medio de santa Faustina

 

Oh Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuere esto conforme a tu santísima voluntad, la gracia que te pido.

Yo, pecador, no soy digno de tu misericordia, pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de santa Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo las súplicas que a través de ella te presento confiado en ti.