jueves, 7 de marzo de 2013

Hora Santa por los Sacerdotes: Primer Jueves del mes de Marzo



El Padre Claudio, expone el Santísimo Sacramento!


¡Bendito y Alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar!
Sea por siempre Bendito y Alabado, Jesús Sacramentado!



Introducción

Hermanos: La presencia del Dios Eucaristía, nos penetra e inflama su amor por El. No hay ninguna palabra, solo hay un entendimiento interno. Queremos unirnos espiritualmente en la oración para pedir a nuestro Señor Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, por los sacerdotes del mundo entero, las vocaciones sacerdotales, laicales y misioneros, por nuestra comunidad y por todo lo que traemos en nuestro corazón. Invitemos a Jesús a nuestro corazón. Jesús Misericordioso abro el cáliz de mi corazón para acoger tu Amor.

Canto

Invocación al Espíritu Santo


Oración al Espíritu Santo por la Vocaciones Sacerdotales y Religiosas de Juan Pablo II:


Espíritu de Amor eterno, que procedes del Padre y del Hijo,
Te damos gracias por todas las vocaciones de apóstoles y santos que han fecundado la iglesia. Continúa, todavía, te rogamos, esta tu obra. Acuérdate de cuando, en Pentecostés, descendiste sobre los Apóstoles reunidos en oración con María, la madre de Jesús, y mira a Iglesia que tiene hoy una particular necesidad de sacerdotes santos, de testigos fieles y autorizados de tu gracia; tiene necesidad de consagrados y consagradas, que manifiesten el gozo de quien vive sólo para el Padre, de quien hace propia la misión y el ofrecimiento de Cristo, de quien construye con la caridad el mundo nuevo. Espíritu Santo, perenne manantial de gozo y de paz, eres tú quien abre el corazón y la mente a la divina llamada: eres tú que hace eficaz cada impulso al bien, a la verdad, a la caridad. Tus gemidos inenarrables suben al Padre desde el corazón de la Iglesia, que sufre y lucha por el Evangelio. Abre los corazones y las mentes de los jóvenes, para que una nueva floración de santas vocaciones manifieste la constancia de tu amor, y todos puedan conocer a Cristo, luz verdadera del mundo, para ofrecer a cada ser humano la segura esperanza de la vida eterna. Amén.

Dejo que mi fe me guie en un momento de Silencio.

Lectura de la Carta a los Hebreos 5,4-9
Nadie se arroga la dignidad, del Sumo Sacerdocio sino el llamado por Dios. De igual modo, tampoco Cristo se apropió la gloria del Sumo Sacerdocio, sino que la tuvo de quien le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy. El cual habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía librarlo de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente. Y aun siendo Hijo, tuvo que aprender por medio del sufrimiento, lo que es obedecer; y llegado a la perfección se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, proclamado por Dios Sumo Sacerdote a semejanza de Melquisedec. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

Ven Espíritu Santo, para inspirar, dirigir y guiar a los Sacerdotes. Hazlos instrumentos aptos de Cristo como salvadores en la tarea de santificación y salvación de todos los hombres. En esta labor divina con Cristo, dales la luz para ver la necesidad de generosidad, sacrificio y amor. Dales la luz para ver que fue a través de la Cruz, y solo a través de la Cruz, que la salvación llego a la humanidad. Dales la fuerza y fortaleza que ellos necesitan para llegar a ser los salvadores de los hombres con Cristo. Hazlos por siempre fieles a Cristo y a su Iglesia. Haz que siempre estén atentos a la voz del Vicario de Cristo en la tierra. Permíteles ver que su misión es salvar, bendecir y redimir a toda la humanidad con Cristo. Haz que sean uno solo con El en pensamiento, palabra y acción. Hazles ver que ellos son con Cristo los mensajeros de gozo, de esperanza y amor, permite que sea la caridad de Cristo, el lazo que los una. Permite que el celo de Cristo sea la llama que los envié, como a sus  misioneros, hasta los confines de la Tierra. Permite que su fuerza los sostenga en sus pruebas y aflicciones. Des este modo, Oh Divino Espíritu, el gozo de Cristo irradiara de sus vidas. Que Tu mismo seas la luz que los guíe a Ellos, y a aquellos encomendados a su cuidado, a través de esta vida hacia la luz de la Gloria en el Cielo, para toda la Eternidad. Amen.

Hacemos un momento de silencio para abrir más nuestros corazones.

Elevemos una oración desde nuestro corazón a Dios, una dulce conversación entre nosotros y el  Creador. Con este espíritu estamos aquí delante de Jesús Eucaristía pidiendo por nuestros Sacerdotes. Digamos a cada petición: “Señor, yo creo pero aumenta mi Fe”

1.- Creemos, Señor Jesús, que en la noche del Jueves Santo instituiste el sacramento de la Eucaristía convirtiendo el pan en tu cuerpo y el vino en tu sangre. Oremos.
2.- Creemos, Señor Jesús, que en la noche del Jueves Santo confiaste a la Iglesia la renovación del Sacrificio de tu cuerpo y de tu sangre para el perdón de los pecados. Oremos.
3.- Creemos, Señor Jesús, que cada vez que un sacerdote celebra la Santa Eucaristía, te haces presente en el pan y el vino consagrados. Oremos.
4.- Creemos, Señor Jesús, que te das a nosotros como alimento para la vida eterna en la Sagrada Eucaristía. Oremos.

Señor, presente en este sacramento, queremos pedirte por nuestros sacerdotes, párrocos y vicarios, por sus necesidades, problemas, aflicciones y enfermedades. Te pedimos, Señor, que les des todo lo que necesitan para tu servicio; que nuestra oración en este día este centrada en pedir por los sacerdotes, que ella suba como incienso ante la presencia de Dios.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Oración por los Sacerdotes


Guarda, Señor, a tus Sacerdotes que todos los días te inmolan en el altar. Protégelos, porque sin ser del mundo, han de vivir en el.
Cuando los placeres mundanos les seduzcan, sácialos con las delicias de tu Corazón. Defiéndelos y consuélalos en las horas de amargura cuando crean estéril toda su vida de sacrificio por las almas, atráelos, porque no tienen más que a Ti. Presérvalos inmaculados como la Hostia Santa que diariamente estrechan en sus manos. Bendice todos sus pensamientos… palabras y obras. Amen

Señor y Dios mío, estamos en tu presencia, con la confianza, puesta en que nos amas y escuchas nuestra oración. Tú eres grande y santo, nosotros te adoramos. Tú nos has dado todo lo que somos y tenemos, por eso a cada invocación respondemos: “Gracias, Señor por tus Sacerdotes”

Te damos gracias, Señor, porque instituiste el sacramento del orden sacerdotal. Oremos
Te damos gracias, Señor, porque en tus sacerdotes sigues presente en medio de nosotros. Oremos.
Te damos gracias, Señor, porque por medio de tus sacerdotes nos enseñas lo que Tú quieres para nuestra vida. Oremos.
Te damos gracias, Señor, porque en tus sacerdotes sigues guiando a tu pueblo a través de la historia. Oremos.
Te damos gracias, Señor, porque en tus sacerdotes sigues santificando a tu pueblo, por medio de los sacramentos. Oremos.
Te damos gracias, Señor, porque por medio de tus sacerdotes sigues curando enfermos, liberando endemoniados, denunciando el mal. Haciendo el bien a los más pobres y necesitados. Oremos.

Meditamos con el canto.

Si podemos hacerlo, nos ponemos de rodillas para iniciar el rezo de la Coronilla.


Rezo de la Coronilla


Padrenuestro, Ave María, Credo.

Al comienzo de cada decena:

Eterno Padre, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero (una vez en cada cuenta que corresponde al Padrenuestro)

En cada cuenta de la decena:

Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero  (10 veces)

Al terminar:

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero (3 veces).

Acto de Consagración a Jesús Misericordioso

¡Oh Jesús Misericordioso! Tu bondad es infinita y los tesoros de tu gracia son inagotables. Me abandono a tu Misericordia que sobrepuja a todas tus obras, me consagro eternamente a Ti, para vivir bajo los rayos de tu gracia y de Tu amor, que brotaron de tu Corazón traspasado en la Cruz. Quiero dar a conocer Tu misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Mas Tu me protegerás como cosa tuya, pues, todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de tu Misericordia. Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de tu misericordia, a fin de que poniendo toda su esperanza en Ella, pueda ensalzarla por toda la eternidad. Amen.

¡Jesús, en Vos confió!  (Se repite 3 veces)

¡Santa Faustina, Ruega por nosotros! (se repite 3 veces)

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén