Glorioso San Cayetano, Tú pasaste por la vida viendo a Cristo en los hermanos, especialmente en los más necesitados, y experimentaste la asistencia providencial de Dios.
Concédenos, que no olvidemos que todo lo que hacemos a un hermano, se lo estamos haciendo también a Dios.
Que tratemos de imitar como Tú hiciste de la vida una vida al servicio y dedicación al prójimo, que pongamos siempre nuestra confianza en Dios.
Ayúdanos a construir una sociedad en la que todos participemos con nuestro trabajo, y podamos reencontrar los valores que nos fueron arrebatados: la solidaridad, el respeto, el bien común, la honestidad y la alegría. Amén.