viernes, 22 de abril de 2011

LA PASIÓN DE MADRE TERESA

Entre 1946-1947 Madre Teresa recibió locuciones interiores (Jesús hablaba en su interior) en las cuales le dijo: “Ven se mi luz, no puedo ir solo, ellos (los pobres) no me conocen, y por lo tanto, no me quieren. Tú, llévame con ellos. Cuánto deseo entrar en su agujeros, en su oscuros e infelices hogares”. De allí hubo un período que varió entre los sufrimientos de la noche oscura y las consolaciones de Dios.
Desde 1949 empezó nuevamente esta oscuridad mística experimentando un terrible sentido de pérdida y soledad. Sentía que Jesús ya no la quería y como que no tenía fe o no tenía amor y para ella, que quería amar a Jesús como nadie le había amado antes. Tenía la sensación de haber sido abandonada por Dios. Esto fue un verdadero tormento, una fuerte prueba de fe y de amor. Durante muchos años llevó esta enorme cruz. De este modo realizaba las obras más difíciles de amor a los pobres y enfermos sin ningún tipo de consolación, ni humana ni divina. Esta noche oscura, característica de grandes místicos, le permitió despojarse totalmente de sí misma y crecer en la fe y el amor. Así pasó de la cruz a la resurrección.

Extraído de la publicación: “Viva la Semana Santa con las reflexiones de la Madre de los Pobres”