sábado, 12 de marzo de 2016

Cómo rezar el Santo Rosario



Comenzamos haciendo la señal de la cruz, para ponernos en presencia de Dios. A continuación, pedimos perdón por los pecados, por nuestras faltas, con las que ofendimos a Dios, rezando el Pésame.

Anunciamos los misterios que corresponden para el día, e inmediatamente, mencionamos el primer misterio, que puede ser meditado con la lectura de la Palabra de Dios.

El silencio, es uno de los secretos para la práctica de la contemplación. Por ello es importante, la escucha y la meditación en el silencio.

Luego, rezamos un (1) Padre Nuestro, diez (10) Ave María, un (1) Gloria y culminamos con una Jaculatoria.

Continuamos rezando de la misma manera hasta culminar con el quinto misterio.

Al finalizar, rezamos por las intenciones del Santo Padre, un (1) Padre Nuestro, tres (3) Ave María o el Ángelus y un (1) Gloria.

Finalmente podemos rezar Letanías a la Virgen María y para coronarla, le dedicamos la Salve a la Santísima Madre.

LOS MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO Y LOS DÍAS QUE SE REZAN










ORACIONES DEL SANTO ROSARIO


Señal de la Cruz

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
(mientras pronunciamos esta oración, nos signamos con tres cruces: una en la frente, otra en la boca y otra en el pecho).

Pésame

Pésame, Dios mio, me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido.
Pésame por el infierno que merecí, por el cielo que perdí.
Pero mucho más me pesa, porque pecando ofendí, a un Dios tan Bueno y tan Grande como Vos.
Antes querría haber muerto, que haberte ofendido. Y propongo firmemente no pecar más, y evitar las ocasiones de pecado.
Amén

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo. Santificado se Tu Nombre. Venga a nosotros tu Reino. Hágase Tu Voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos el pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.

Ave María

Dios te salve, María, llena eres de gracias, el Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres y Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

Gloria

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.

Jaculatoria

Oh!, Jesús mío. Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego y del infierno.
Lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitas de tu Misericordia.
Amén

Ángelus

Guía: El Ángel del Señor anunció a María.
Respuesta: Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. Dios te salve María...
G: He aquí, la esclava del Señor.
R: Hágase en mí, según Tu Palabra. Dios te salve, María...
G: El Verbo se hizo Carne
R: Y habitó entre nosotros. Dios te salve, María...
G: Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R: Para que seamos dignos de alcanzar las Promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
G: Te suplicamos, Señor, derrames tu Gracia en nuestras almas, para que habiendo conocido por la voz del Ángel la Encarnación de tu Hijo, por los méritos de su Pasión y Cruz, lleguemos a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

Regina Coeli

Benedicto XIV estableció, en 1742, que durante el tiempo Pascual (desde la Resurrección del Señor hasta el día de Pentecostés) se sustituyera el rezo del Ángelus por la antífona "Regina Coeli".

G: Reina del cielo, alégrate, aleluya. 
T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.

G: Ha resucitado según su palabra, aleluya.
T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

G: Goza y alégrate Virgen María, aleluya. 
T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya. 

Oremos: 

Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. (tres veces)

Letanías a la Santísima Virgen

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Ten Piedad de Nosotros
Dios Padre Celestial,
Dios Hijo, Redentor del Mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios
Ruega Por Nosotros
Santa María,
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de la Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Divina Gracia,
Madre Purísima,
Madre Castísima,
Madre Intacta,
Madre Virgen,
Madre Inmaculada,
Madre Amable,
Madre Admirable,
Madre del Buen Consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de la Iglesia,
Virgen Prudente,
Virgen Digna de Veneración,
Virgen Digna de Alabanza,
Virgen Poderosa,
Virgen Clemente,
Virgen Fiel,
Espejo de Justicia,
Trono de Sabiduría,
Causa de nuestra Alegría,
Vaso Espiritual,
Vaso de Honor,
Vaso insigne de devoción,
Rosa Mística,
Torre de David,
Torre de Marfil,
Casa de Oro,
Arca de la Nueva Alianza,
Puerta del Cielo,
Estrella de la Mañana,
Salud de los Enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos
Auxilio de los cristianos,
Reina de los ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina llevada al cielo,
Reina del Santo Rosario,
Reina de la Familia,
Reina de la Paz.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, ten piedad de Nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, ten piedad de Nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, escúchanos, Señor.


Salve

Dios te Salve, Reina y Madre, Madre de Misericordia.
Dios te Salve, a Tí, llamamos los desterrados hijos de Eva.
A Tí, suplicamos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, Abogada, nuestra.
Vuelve a nosotros, esos tus ojos, misericordiosos.
Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto Bendito de tu Vientre.
Oh!, Clementísima. Oh!, Piadosa, Oh!, Dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las Promesas y Gracias de nuestro Señor
Jesucristo.
Amén.