La Señal de la Cruz, es la llave que abre la puerta a la vida de la Gracia que nos da el Bautismo.
Es el sello que nos identifica y distingue como cristianos.
El Bautismo es el Sacramento Puerta, el primer sacramento, el que nos convierte en Hijos de Dios.
Somos ungidos en el pecho, con el Óleo de los Catecúmenos, que nos da la fuerza espiritual necesaria para luchar contra el mal, para vencer a las tentaciones y acechanzas del demonio.
Repitiendo el gesto de Jesús, el celebrante impone las manos
Morimos al hombre viejo y nacemos de nuevo, en la Pila Bautismal. El día de nuestro Bautismo, es el día de nuestro nacimiento a la Vida de Hijos de Dios, por ello, esa fecha debe estar grabada en nuestro corazón y cada año celebrarlo. Es un día para dar gracias a Dios por nuestros Padres y Padrinos, que por su Fe, nos regalaron nuestro Bautismo.
El Santo Crisma, que recibimos en nuestra frente, nos confiere la triple misión: sacerdotes, profetas y reyes. Es una mezcla de aceite y bálsamo.
Somos criaturas nuevas y por ello, somos revestidos con ropa nueva, somos revestidos de Cristo.
Los Padrinos, se convierten en los padres espirituales y están llamados a ser Luz en la Vida de sus ahijados. La vela que es un regalo para sus hijos espirituales, simboliza el compromiso que los padrinos asumen para toda la vida.
Los bautizados, son consagrados a la Virgen María. Como recuerdo de su bautismo y para que cumplan su misión de sacerdotes y profetas, les regalamos un rosario, la oración que la Madre, pide que se rece en familia.
Los Bautismos en nuestra Comunidad, se realizan los días sábados, ya que es el día que la Iglesia dedica a la Virgen María.